Entonces, uno de nuestros lectores nos hizo esta pregunta el otro día: ¿Por qué poner agua salada (agua salina) en nuestro torrente sanguíneo nos rehidrata, pero beber agua salada puede dañarnos?
RESPONDER
Tiene que ver con qué tan salada es el agua (es decir, la osmolaridad del fluido). La solución salina comúnmente utilizada en gotas intravenosas para la rehidratación es casi isotónica, es decir, la cantidad de ‘sal’ es aproximadamente la misma que la que hay en el torrente sanguíneo. Esto previene el “adelgazamiento” de la sangre (es decir, causar hiponatremia, etc.) y/o causar una redistribución excesiva de líquidos a los diversos compartimentos.
En cierto modo, es similar a cómo las bebidas deportivas pueden contener un poco de sal sin causar deshidratación.
Por otro lado, el agua salada en la que probablemente estés pensando es algo así como el agua de mar, que es hipertónica. Si bien beber no nos «daña» per se, no nos rehidrata. Esto se debe a que la orina debe excretarse para mantener la osmolaridad.
Ciertos receptores detectan cuando hay demasiada ‘sal’ en la sangre y se excreta orina concentrada (devolviendo la osmolaridad a la normalidad). Sin embargo, existe un límite en cuanto a la concentración en la que nuestros riñones pueden producir orina, por lo que la cantidad de agua que ganamos al beber agua de mar es menor que la cantidad de orina que tuvo que ser excretada, lo que aumenta el nivel de deshidratación.
En términos técnicos, la solución salina es generalmente un 0,9 % de cloruro de sodio en el agua, mientras que el ‘agua salada’ del océano tiene, en promedio, aproximadamente un 3,5 % de NaCl en el agua.
