Cuando era un adolescente se convirtió en padre y desde entonces ha tenido que hacer malabares con el cuidado de su hija y seguir estudiando.
Cuando se habla de los retos de la educación, no solo se refiere a aprobar exámenes, impartir asignaturas y realizar proyectos. También se tienen en cuenta otros factores como la distancia a la escuela, los útiles y materiales, la economía del hogar y los problemas familiares, ya que algunos pueden afectar directamente lo que ocurre en el aula. Pero lo cierto es que cada estudiante busca la forma de superar estas dificultades y se esfuerza por seguir estudiando para obtener el ansiado título académico.
Hoy en día, hay muchos estudiantes que se convierten en padres a una edad muy temprana. Así que no solo tienen que gestionar la vida estudiantil; ahora también tienen que lidiar con criar a otro ser humano. Y aunque puede ser bastante difícil, siempre hay escuelas comprensivas dispuestas a ayudar cuando se trata de los hijos de los alumnos.
Guido Acosta es un joven de 22 años que estudia Ingeniería Agrícola en la Universidad Nacional del Pilar, en Paraguay. Recientemente, Guido tenía dos exámenes muy importantes que tomar y no podía faltar a clases. Sin embargo, cuando llegó el día, ocurrió un contratiempo: no había nadie para cuidar a su hija. Entonces decidió llevarla con él a la universidad.
Según el medio EXTRAGuido se convirtió en padre a los 17 años. Aún no había terminado el bachillerato, pero eso no sería impedimento para seguir estudiando pues al poco tiempo comenzó la licenciatura. Al mismo tiempo, ha estado cuidando a su hija, que actualmente tiene 4 años. Como él, su madre, que estudia en la misma universidad; ella también hace lo mejor que puede en los estudios y en la crianza de su hija.
Ese día, Guido se vio obligado a presentarse en la escuela para presentar dos exámenes para los que estudió mucho. Desafortunadamente, nadie podía cuidar a su pequeña y la única opción era llevársela a la escuela.
“Ese día no tenía con quién dejar a mi hija, porque su mamá tenía cosas que hacer, así que me la llevé”, mencionó el joven.
Y contrario a lo que muchos podrían pensar, la pequeña de 4 años se mantuvo tranquila todo el tiempo y esperó pacientemente a que su padre terminara las pruebas. La pequeña jugaba en el celular de Guido y también miraba algunos videos como método anti-aburrimiento; eso sí, ella usando audífonos para no distraer a los presentes. La escena conmovió tanto a la maestra que decidió tomarle una foto.