Investigaciones recientes muestran que hasta el 40% de la población puede estar infectada con toxoplasmosis, un tipo de parásito cerebral que puede afectar el comportamiento de una persona.
Según John Webster, profesor de epidemiología en el Imperial College London, los parásitos cerebrales están aislados y protegidos del sistema inmunitario. Sin embargo, debe tener en cuenta que pueden afectar el comportamiento de las personas.
La toxoplasmosis es común en los gatos domésticos. Según las estimaciones de dicho científico, alrededor de 350.000 británicos se infectan con el parásito cada año. El científico checo Jaroslav Flegrei cree que la toxoplasmosis también conduce a la depresión y al suicidio.
El parásito se presenta en forma de quistes microscópicos. Se encontró su presencia en dos áreas del cerebro responsables del miedo y el placer. Estudios recientes han demostrado que la toxoplasmosis de ADN incluye dos genes que aumentan la secreción de dopamina.
Los ratones infectados con toxoplasmosis repentinamente dejaron de responder al olor a orina de gato. La dopamina suprimió los instintos naturales. Los científicos sugieren que algunos conductores inseguros pueden ser portadores de un parásito que afecta su estilo de conducción, haciéndolo más caótico y peligroso.
El problema de la toxoplasmosis no apareció ayer y la humanidad lo conoce desde hace miles de años. De hecho, hemos aprendido a vivir con estos protozoos, al igual que el 40% de la población británica. Es probable que las estadísticas en otros países sean similares.
Ahora, lo más importante parece ser una comprensión detallada de cómo la toxoplasmosis puede manipular a su huésped, y el objetivo del trabajo de investigación debería ser crear un antídoto. Esto puede ser muy importante, porque muchos síndromes de enfermedades pueden existir precisamente por la presencia de un parásito nefasto.